1
Pedro 1:13-25
Una vida santa
expresadas en Amor
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro
entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que
antes teníais estando en vuestra ignorancia;
15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros
santos en toda vuestra manera de vivir;
16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas
juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación;
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de
vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como
oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero
sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los
muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la
verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a
otros entrañablemente, de corazón puro;
23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
24 Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la
gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se
cae;
25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
INTRODUCCIÓN
Una
de las características que distingue a la mujer, es el gusto por renovar su
vestimenta, de acuerdo con la moda, al tiempo, la ocasión y el gusto.
Principalmente cuando es invitada a una reunión especial, lo primero que se
cuestiona es: ¿Qué me pondré? ¿Qué usaré?, en seguida realiza una búsqueda en
el closet para ver lo que se tiene.
Cuando
no encuentra nada apropiado, porque quizá la ha utilizado en diversas
ocasiones, considera está deteriorada, probablemente pasada de moda, entonces
elige salir de compras para adquirir un nuevo vestido, que le haga sentir,
bien, confiada, a su medida y segura de sí misma.
Este deseo de vestirse bien de acuerdo con la ocasión se puede trasladar como
una característica a la forma de vestimenta espiritual, acorde a los
requerimientos de santidad que la Palabra invita a renovarse.
VESTIDAS
DE AMOR
Colosenses
3:10-14
10 y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se
va renovando hasta el conocimiento pleno,
11 donde
no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita,
siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos.
12 Vestíos,
pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
13 soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera
que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14 Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
CONTENIDO
Siempre debe permanecer el cuidado de
la vestimenta exterior, puesto que es el reflejo del interior de cada mujer. En
ocasiones se ha considerado que la santidad en su totalidad se demuestra en la
forma de vestirse o arreglarse, se puede analizar que la santidad va más allá de considerarla solo
de forma externa, la vestimenta de santidad que la Palabra enseña es la que se
trabaja de forma interna en cada
persona
y el reflejo externo la hace evidente
por su pureza y hermosura. Por lo que, el Apóstol
Pablo describe algunas características en los que se debe poner
atención para renovar la vestimenta interior, la cual nos dará como
resultado una vestimenta exterior acorde a la santidad.
I. REVESTIRSE
A LA IMAGEN DE NUESTRO CREADOR
Los versos 10 y 11 nos invitan a lo siguiente: “y
revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va
renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío,
circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que
Cristo es el todo, y en todos”.
Así que los versos hacen una invitación a tener
nuevas prendas, para vestirse de una nueva persona, esto requiere:
A. La decisión y voluntad de un trabajo
continuo, dado que revestirse significa cambiar lo viejo por lo nuevo, tomando
en cuenta que cada persona posee la capacidad de pensar, crear, sentir y
relacionarse de acuerdo con la naturaleza de Dios. Entonces en la medida que la
persona trabaja en revestirse va pareciéndose más a su Creador, en cuanto a
conocimiento, justicia y santidad, de tal manera que su conducta vaya acordé
con la imagen y semejanza de Dios.
B. De igual forma revestirse a la imagen de nuestro
Creador, requiere carácter y determinación, por cuanto la vestimenta vieja
implica abandonar el pecado, tales como malas costumbres, malos hábitos,
relaciones ilícitas, vocabulario inapropiado, así como una lista interminable
de acciones en desacuerdo con las normas de Dios.
C. Igualmente, el texto bíblico es determinante al
enseñar que no existe distinción entre personas. Pues revestirse a la imagen
del Creador, no está condicionada a un estatus social, al nivel educativo que
haya alcanzado, al color de piel que posee, el cambio de la vieja naturaleza
por la imagen y semejanza de Dios es para todos por igual. A través de Cristo
todos podemos tener unidad para parecernos a la imagen de nuestro creador. Por
tanto, el revestirse a la imagen del creador, es conducirse a una vida apartada
del pecado y dirigida por el Espíritu Santo para permanecer en la naturaleza
santa, justa y del conocimiento de Dios, la cual se va logrando en el mayor
conocimiento pleno de lo que Él es.
II. VESTIRSE
COMO ESCOGIDOS DE DIOS
Los versos 12-13, nos sugieren: “vestíos,
pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de
benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros”. 13
En
estos textos de la Palabra puede notarse la sugerencia clara sobre una nueva
vestimenta, pero también hay indicaciones en la forma que debe usarse, misma
que se invita a ser portadoras de esta vestidura como escogidas de Dios, santas
y amadas. En consecuencia, se debe analizar el significado de estas palabras,
escogidos, santos y amados
A. Escogido significa
ser seleccionado, por lo tanto, esto indica que la persona ha sido seleccionada
por el amor de Dios para que se vista de su santidad y amor.
B. Santidad
significa vivir en una relación de intimidad con Dios, llevando a cada persona
a un proceso continuo, que implica renovar la mente, transformar el corazón
obedeciendo a la Palabra de Dios, como norma de vida.
C. Amor es la
reciprocidad de amar a Dios porque ha dado a cada persona amor genuino y
verdadero aun cuando la vestimenta no estaba de acuerdo con su norma de vida.
El amor de Dios ha proporcionado una nueva vestidura de santidad por medio de
su Hijo Jesucristo, para poder acercarnos a Él. Al ocupar esta nueva vestimenta
de santidad y amor, como resultado se invita a complementarla con practicar la
misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre y paciencia. La práctica
igualmente implica valor y determinación, en el desarrollo de cada una de
ellas.
D. La misericordia
representa tolerancia en las debilidades de los demás. Comprendiendo que no
todas las personas han alcanzado el nivel de Santidad según las normas de su
Palabra, incluso se debe emplear mayor misericordia, con aquellas personas que
aun no tienen conocimiento de Dios.
E. La benignidad se
demuestra con un comportamiento diferente, llenos de compasión, siendo fáciles
de llevar, y con amabilidad. Las personas están carentes de dar y recibir
benignidad, pero esta vestimenta permite que los cristianos puntualicen la
diferencia.
F. Humildad es
reconocer las debilidades, así como las habilidades y dones que posee cada
persona. La sociedad que nos rodea está más enfocada en la competencia, a
sobresalir para darse a notar, sin pensar en las personas a su alrededor. La
vestimenta de la humildad es tener la posibilidad de servir a Dios y a los
demás.
G. Mansedumbre, es la
capacidad de vivir en paz sabiendo controlar los impulsos, es mostrar fortaleza
y serenidad ante cualquier circunstancia de la vida. De igual manera la
sociedad está carente de estas cualidades, la demostración de una vestidura con
mansedumbre hace la diferencia para dar testimonio de Cristo.
H. Paciencia, es perseverar ante
las dificultades, soportar los problemas y esperar con esperanza el
cumplimiento de las promesas de Dios. Cada vez que se espera con paciencia, sin
alteraciones o preocupaciones extremas, se demuestra la confianza en un Dios
que resuelve todo a su tiempo. En definitiva, el Espíritu Santo es el que
induce la forma de vivir dentro de estos parámetros, como parte de la
demostración del fruto de su Espíritu, para poder vivir en relación con los
demás. Por ello también nos indica a practicar el perdón soportándonos unos con
otros . Ante la diversidad de temperamentos que cada persona posee y la vida
relacional en el hogar, iglesia o grupo social, las ofensas, maltratos,
rechazos, abandonos y discrepancias son parte de lo habitual. En consecuencia,
el perdón es parte de la renovación de una vestidura demostrando el amor de
Dios, soportándose unos con otros La vestidura del perdón es una imitación de
Cristo, debido a que su amor otorgó el perdón y aceptación para ser
seleccionados hijos de Dios, no importando la condición de vida que se tenía,
simplemente por amor concedió el perdón,
III. VESTIRSE
DE AMOR
La conclusión de este pasaje nos solicita: Y
sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Esta
vestimenta es una de las prendas con mayor distinción, podría llamarse una
prenda de gala, con mayor elegancia que se debe portar y es el AMOR. 14
A. El vínculo se describe como una conexión
emocional profunda y duradera entre individuos. La descripción del diccionario
Hispano Americano de la Misión dice que vínculo es la formación de una relación
personal estrecha a través de la asociación frecuente o constante. El vínculo
es fundamental para que se dé un sentimiento de integración y un sentido de
pertenencia.
B. Por lo tanto, hablar de amor como vínculo
perfecto, es permanecer en una relación estrecha, frecuente, constante con el
Espíritu Santo, el cual conduce a la perfección en la santidad, trayendo unidad
con Dios y con los semejantes.
El amor es el enlace perfecto que vincula a toda
persona con Dios y como consecuencia también amar a los demás Por lo tanto, la
vestidura de santidad en general tiene que estar estrechamente vinculada con el
amor de Dios para reflejar una conducta que demuestre la empatía, el afecto y
relaciones sanas para con los demás
CONCLUSIÓN
Es
entonces la invitación como una característica de nuestra vestimenta,
revestirnos de santidad, con el vínculo perfecto de amor. Es necesario que está
vestidura sea renovada en su presencia. Dejando la vestidura que corresponde a
la vieja naturaleza, misma que estaba desgastada, llena de amargura, malas
palabras, con un temperamento desenfrenado, donde el rostro refleja la dureza y
ataduras que existen dentro de la persona.
La
vestidura de santidad y amor permite ver a las personas con ojos de compasión,
aun cuando viven con malos hábitos, conductas reprochables, llenas de
resentimientos por heridas del pasado, ofendiendo sin razón alguna. La
vestidura de Santidad y amor es la que puede crear un puente donde las personas
puedan conocer de Dios. La forma de conducirse en la vida es la que dará
testimonio de una verdadera santidad y amor por Cristo, para amar de igual
manera a nuestro prójimo.
La vestidura de santidad y amor es un trabajo
continuo, es una decisión de cambio, para parecerse más a Cristo desde el
interior, lo cual se verá reflejado en la apariencia exterior, por la forma de
hablar, ver y el comportamiento para con los demás. Siempre que se permita al
Espíritu Santo dirigir la vida y conducta de la vida cristiana se caminará
hacia el éxito de la santidad, como una norma de vida de Dios para su pueblo.